Sin embargo, hasta que ponemos a prueba lo incontrolable que llevamos dentro dejamos que la prudencia establezca los límites, sabemos poco acerca de lo que nos impulsa a atravesar glaciares y torrentes y subir a peligrosas alturas.
JOHN MUIR,
The Mountains of California.
Este fragmento que Chris McCandless subrayó en el libro, también me inspira a mí, como un impulso a hacer las cosas y ponernos a prueba, precisamente. Podemos sentarnos en una silla el resto de nuestras vidas, y saludar a los días, ver como pasan unos detrás de otros, iguales, monótonos. Actuar como espectadores, sin ni siquiera preguntarnos ¿Qué quiero?, ¿Qué puedo hacer?
Y luego podemos coger una mochila, cruzar un país entero, sentirte vivo, porque eres libre y autosuficiente, porque estás haciendo lo que realmente quieres, porque vas en busca de un destino, que desde la silla, nunca hubieras podido conocer. Claro que, si estás en constante movimiento, acompañado siempre de una mochila, el cuaderno de bitácora para escribir todos esos recuerdos que con el paso del tiempo se desfiguraran en la memoria, para recordarlos siempre a nuestra manera…y es entonces, cuando vuelves a esa silla que todos tenemos en algún lugar, cuando te das cuenta de que eres incapaz de estar sentado.
Te das cuenta de que respirar otro tipo de aire, de escuchar a otro tipo de gente, de ver otros paisajes, que hasta el motor de un tren o un autobús, o simplemente caminar, se vuelve en una necesidad…Observar el camino, la incertidumbre del qué encontrarás, y no dejar que la silla te ate a su respaldo. Aunque de vez en cuando, eches de menos lo que desde esa posición siempre puedes volver a ver.
Aun así, atravesar bosques de naturaleza infinita, encontrar gente nueva, se quedará siempre en la memoria como recuerdos tatuados en alguna parte de nuestro hipocampo. Y no sabes por qué…cuando vuelves a tu sitio de origen, te llega ese sonido que una vez escuchaste, ese olor que una vez pudiste oler, y todos los recuerdos vuelven en forma de lluvia… ¡Que sensación! Si pudieras volver a vivirlo de nuevo…
El problema de esta inconformidad con el lugar, con no saber muy bien a donde perteneces, cual es tu sitio, donde quieres estar, esa necesidad de conocer y aprender, se vuelve incansable y cuanto más viajas, más quieres…y es que viajar, no solo se convierte en una experiencia increíble.
Moverse por impulsos, a veces, puede ser catastrófico…pero otras, puede ser que sea lo mejor que has hecho en tu vida. Y entonces, me quedo con este fragmento que Chris escribió:
“Es en las experiencias y recuerdos, en el inconmensurable gozo de vivir en el sentido más pleno de la palabra, donde puede descubrirse el significado autentico de la existencia. ¡Dios, qué fantástico es estar vivo!”